11/5/10

Marmato: entre el crudo presente y el borroso futuro


Los mineros aún esperan que se les resuelva la situación laboral. El proceso para el cambio ante la explotación lo lidera una ONG. El Alcalde dice no conocer aún el proyecto de la multinacional. Sigue latente el temor por la posible desaparición del pueblo. Inquietudes.

Carlos Hernández

Los 56 mineros de El 200, mina ubicada en la entrada del casco urbano de Marmato, sienten explosiones ajenas cuando se encuentran socavón adentro. Trabajan con su pica y, de pronto, cimbra la cueva. Las detonaciones se realizan en la parte baja del municipio, que hasta hace unos dos meses dominaba la empresa Mineros Nacionales, comprada por la canadiense Medoro.

Orlando Meneses, uno de los trabajadores, dice que no quieren irse a pesar del riesgo. Y también a pesar de que Medoro, que también compró las minas de la parte alta desde diciembre, tiene planeado cerrar El 200.

Los mineros que allí laboran lo hacen de forma ilegal, en lo que denominan el guacheo. La condición de la multinacional una vez se instaló allí fue que, durante su proceso de exploración, habilitaría 12 minas siempre y cuando fueran trabajadas en condiciones seguras. Esto es, que los mineros que las cojan deben adecuarlas para que no les impliquen peligros y, por otro lado, deben garantizarse prestaciones sociales.

El alcalde Uriel Ortiz Castro manifiesta que asume este punto con reservas. "Cambiar la tradición de un municipio no es fácil. El recurso que se obtiene de la minería es diferente al que se adquiere de la agricultura. Lo veo con angustia, pero hay que hacerlo".

Agrega que a pesar de haberse reunido con representantes de Medoro unas cuantas veces, ellos aún no le presentan formalmente el proyecto. "Tienen que presentárselo a la comunidad y a las fuerzas vivas del pueblo ante la expectativa que hay".

Asusta, por ejemplo, que la explotación a cielo abierto los obligue a trasladarlos a la vereda El Llano, a donde han ido a parar muchos de quienes se creyeron en riesgo de deslizamiento. Ya el Presidente de Medoro en Colombia, Juan Manuel Peláez, se lo había dicho a LA PATRIA: "Buscamos probar reservas para hacer explotación a gran escala, y para eso necesitamos el pueblo".

Esto molesta a personajes como Yamil Amar, Presidente de la Junta Cívica Prodefensa de Marmato, quien argumenta que "con el ánimo de sacar a la comunidad se inventaron el cuento de que todos estamos en riesgo, y no es así".

Y concluye con un tema que da para una reflexión más amplia: "si la gente nació y creció con una iglesia al lado, con una escuela, con una alcaldía, no se las pueden quitar de la noche a la mañana. Se destruirá un pueblo con 474 años de tradición".

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