1/7/10

CENSAT PUBLICA CARTA DEL GRUPO PRODEFENSA

En esta dirección econtrarás una publicación actualizada de las peticiones hechas por el grupo pro defensa de Marmato junto al CRIDEC... Debes verlo....



http://www.censat.org/noticias/2010/6/23/Compania-canadiense-anuncia-que-necesita-tumbar-todo-el-pueblo-de-Marmato/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Artículo sobre Cambio climático, desarrollo y minería en Colombia, por el profesor Gustavo Wilches.

LA SEGUNDA COMUNICACIÓN

Yo no voy a satanizar la minería. En un artículo escrito a mediados del año pasado sobre las relaciones entre esa actividad económica y las comunidades de los territorio en donde se lleva a cabo, me preguntaba lo siguiente:
¿Será una especie de sino inevitable que el hecho de que bajo el suelo de una comunidad exista oro, carbón, petróleo o algún otro recurso importante, se convierta en una maldición para esa comunidad? La pregunta es aplicable también a los casos en que una comunidad se encuentra en un lugar del territorio que resulta favorable para la construcción de un embalse, o para el paso de un oleoducto, de una línea de transmisión eléctrica o de una carretera. Y puede extenderse también, en un futuro no muy lejano, a las comunidades que forman parte de territorios ricos en biodiversidad o en recursos hídricos.
Hasta ahora, con algunas excepciones, parecería que así fuera.
Sin embargo no se trata de una maldición inevitable, sino de la manera como se relacionan las empresas que explotan el recurso (particularmente las multinacionales pero no exclusivamente estas), con las comunidades locales y con las autoridades nacionales, regionales y locales. (Hasta aquí la cita).
Personalmente conozco experiencias de algunas empresas mineras que, en desarrollo de una verdadera "Responsabilidad Social Corporativa", logran reducir (y a veces hasta compensar adecuadamente) el impacto negativo de la minería sobre los ecosistemas y las comunidades locales. Pero también conozco experiencias nefastas, tanto en Colombia como en otros países de América Latina.
...
Pero es que, además, estamos hablando de 48 millones de hectáreas, que como el mismo Ministro de Minas y Energía lo declaró orgullosamente durante la subasta en Cartagena, equivalen a la cuarta parte del territorio colombiano.
En esas condiciones, aunque todas las empresas petroleras y mineras acogieran y cumplieran realmente los códigos internacionales sobre responsabilidad social corporativa (lo cual, por supuesto, no es ni será nunca el caso), la magnitud del hueco que pretenden abrir en Colombia es exageradamente grande. 48 millones de hectáreas equivalen nada menos que a 1.231 veces el área construida de la ciudad de Bogotá.

Un pedacito de Bogotá DC
Ante la amenaza de que la minería se trague un área equivalente a 1.231 veces el tamaño de esta enorme mancha urbana, cualquier discurso sobre mitigación y adaptación al cambio climático resulta totalmente mentiroso. ¡Es pura paja!

...
Desde la sociedad civil debemos apropiarnos de unos principios mínimos que en este y en todos los campos, deben orientar el desarrollo. En el Programa Conjunto de Integración de Ecosistemas y Adaptación al Cambio Climático, que lideran el PNUD y el IDEAM, los llamamos "inamovibles", y así se le propusieron al Departamento Nacional de Planeación, que en los próximos días debe dar a conocer el llamado Documento CONPES sobre Cambio Climático (documento que espero con gran expectativa para conocer qué dice sobre la minería).
...
El futuro ministro de Hacienda ha declarado que las ganancias que generará la minería se dedicarán al "desarrollo sostenible", lo cual pude resultar equivalente a que vendamos los riñones y con lo que nos paguen nos comparamos un aparato para diálisis. ¡¡¡¿Cuál desarrollo sostenible si una cuarta parte del país -incluidas sus áreas marinas y submarinas- se dedican a la extracción de petroleo y a la minería?!!!
...
La conclusión inevitable es que, en la práctica y salvo algunas contadas excepciones, la minería no es una actividad que enriquece a las comunidades locales, sino que las empobrece. Y esto no sólo económica, sino también ecológica y culturalmente.
(...)
posted by GUSTAVO WILCHES-CHAUX at 1:38 PM

Artículo completo, con mapas en
http://enosaquiwilches.blogspot.com/2010/07/la-segunda-comunicacion.html

Mónica Ramírez G.

Anónimo dijo...

Artículo sobre Cambio climático, desarrollo y minería en Colombia, por el profesor Gustavo Wilches.

LA SEGUNDA COMUNICACIÓN

Yo no voy a satanizar la minería. En un artículo escrito a mediados del año pasado sobre las relaciones entre esa actividad económica y las comunidades de los territorio en donde se lleva a cabo, me preguntaba lo siguiente:
¿Será una especie de sino inevitable que el hecho de que bajo el suelo de una comunidad exista oro, carbón, petróleo o algún otro recurso importante, se convierta en una maldición para esa comunidad? La pregunta es aplicable también a los casos en que una comunidad se encuentra en un lugar del territorio que resulta favorable para la construcción de un embalse, o para el paso de un oleoducto, de una línea de transmisión eléctrica o de una carretera. Y puede extenderse también, en un futuro no muy lejano, a las comunidades que forman parte de territorios ricos en biodiversidad o en recursos hídricos.
Hasta ahora, con algunas excepciones, parecería que así fuera.
Sin embargo no se trata de una maldición inevitable, sino de la manera como se relacionan las empresas que explotan el recurso (particularmente las multinacionales pero no exclusivamente estas), con las comunidades locales y con las autoridades nacionales, regionales y locales. (Hasta aquí la cita).
Personalmente conozco experiencias de algunas empresas mineras que, en desarrollo de una verdadera "Responsabilidad Social Corporativa", logran reducir (y a veces hasta compensar adecuadamente) el impacto negativo de la minería sobre los ecosistemas y las comunidades locales. Pero también conozco experiencias nefastas, tanto en Colombia como en otros países de América Latina.
...
Pero es que, además, estamos hablando de 48 millones de hectáreas, que como el mismo Ministro de Minas y Energía lo declaró orgullosamente durante la subasta en Cartagena, equivalen a la cuarta parte del territorio colombiano.
En esas condiciones, aunque todas las empresas petroleras y mineras acogieran y cumplieran realmente los códigos internacionales sobre responsabilidad social corporativa (lo cual, por supuesto, no es ni será nunca el caso), la magnitud del hueco que pretenden abrir en Colombia es exageradamente grande. 48 millones de hectáreas equivalen nada menos que a 1.231 veces el área construida de la ciudad de Bogotá.

Un pedacito de Bogotá DC
Ante la amenaza de que la minería se trague un área equivalente a 1.231 veces el tamaño de esta enorme mancha urbana, cualquier discurso sobre mitigación y adaptación al cambio climático resulta totalmente mentiroso. ¡Es pura paja!

...
Desde la sociedad civil debemos apropiarnos de unos principios mínimos que en este y en todos los campos, deben orientar el desarrollo. En el Programa Conjunto de Integración de Ecosistemas y Adaptación al Cambio Climático, que lideran el PNUD y el IDEAM, los llamamos "inamovibles", y así se le propusieron al Departamento Nacional de Planeación, que en los próximos días debe dar a conocer el llamado Documento CONPES sobre Cambio Climático (documento que espero con gran expectativa para conocer qué dice sobre la minería).
...
El futuro ministro de Hacienda ha declarado que las ganancias que generará la minería se dedicarán al "desarrollo sostenible", lo cual pude resultar equivalente a que vendamos los riñones y con lo que nos paguen nos comparamos un aparato para diálisis. ¡¡¡¿Cuál desarrollo sostenible si una cuarta parte del país -incluidas sus áreas marinas y submarinas- se dedican a la extracción de petroleo y a la minería?!!!
...
La conclusión inevitable es que, en la práctica y salvo algunas contadas excepciones, la minería no es una actividad que enriquece a las comunidades locales, sino que las empobrece. Y esto no sólo económica, sino también ecológica y culturalmente.
(...)
posted by GUSTAVO WILCHES-CHAUX at 1:38 PM

Artículo completo, con mapas en
http://enosaquiwilches.blogspot.com/2010/07/la-segunda-comunicacion.html

Mónica Ramírez G.

Anónimo dijo...

Artículo sobre Cambio climático, desarrollo y minería en Colombia, por el profesor Gustavo Wilches.

LA SEGUNDA COMUNICACIÓN

Yo no voy a satanizar la minería. En un artículo escrito a mediados del año pasado sobre las relaciones entre esa actividad económica y las comunidades de los territorio en donde se lleva a cabo, me preguntaba lo siguiente:
¿Será una especie de sino inevitable que el hecho de que bajo el suelo de una comunidad exista oro, carbón, petróleo o algún otro recurso importante, se convierta en una maldición para esa comunidad? La pregunta es aplicable también a los casos en que una comunidad se encuentra en un lugar del territorio que resulta favorable para la construcción de un embalse, o para el paso de un oleoducto, de una línea de transmisión eléctrica o de una carretera. Y puede extenderse también, en un futuro no muy lejano, a las comunidades que forman parte de territorios ricos en biodiversidad o en recursos hídricos.
Hasta ahora, con algunas excepciones, parecería que así fuera.
Sin embargo no se trata de una maldición inevitable, sino de la manera como se relacionan las empresas que explotan el recurso (particularmente las multinacionales pero no exclusivamente estas), con las comunidades locales y con las autoridades nacionales, regionales y locales. (Hasta aquí la cita).
Personalmente conozco experiencias de algunas empresas mineras que, en desarrollo de una verdadera "Responsabilidad Social Corporativa", logran reducir (y a veces hasta compensar adecuadamente) el impacto negativo de la minería sobre los ecosistemas y las comunidades locales. Pero también conozco experiencias nefastas, tanto en Colombia como en otros países de América Latina.
...
Pero es que, además, estamos hablando de 48 millones de hectáreas, que como el mismo Ministro de Minas y Energía lo declaró orgullosamente durante la subasta en Cartagena, equivalen a la cuarta parte del territorio colombiano.
En esas condiciones, aunque todas las empresas petroleras y mineras acogieran y cumplieran realmente los códigos internacionales sobre responsabilidad social corporativa (lo cual, por supuesto, no es ni será nunca el caso), la magnitud del hueco que pretenden abrir en Colombia es exageradamente grande. 48 millones de hectáreas equivalen nada menos que a 1.231 veces el área construida de la ciudad de Bogotá.

Un pedacito de Bogotá DC
Ante la amenaza de que la minería se trague un área equivalente a 1.231 veces el tamaño de esta enorme mancha urbana, cualquier discurso sobre mitigación y adaptación al cambio climático resulta totalmente mentiroso. ¡Es pura paja!

...
Desde la sociedad civil debemos apropiarnos de unos principios mínimos que en este y en todos los campos, deben orientar el desarrollo. En el Programa Conjunto de Integración de Ecosistemas y Adaptación al Cambio Climático, que lideran el PNUD y el IDEAM, los llamamos "inamovibles", y así se le propusieron al Departamento Nacional de Planeación, que en los próximos días debe dar a conocer el llamado Documento CONPES sobre Cambio Climático (documento que espero con gran expectativa para conocer qué dice sobre la minería).
...
El futuro ministro de Hacienda ha declarado que las ganancias que generará la minería se dedicarán al "desarrollo sostenible", lo cual pude resultar equivalente a que vendamos los riñones y con lo que nos paguen nos comparamos un aparato para diálisis. ¡¡¡¿Cuál desarrollo sostenible si una cuarta parte del país -incluidas sus áreas marinas y submarinas- se dedican a la extracción de petroleo y a la minería?!!!
...
La conclusión inevitable es que, en la práctica y salvo algunas contadas excepciones, la minería no es una actividad que enriquece a las comunidades locales, sino que las empobrece. Y esto no sólo económica, sino también ecológica y culturalmente.
(...)
posted by GUSTAVO WILCHES-CHAUX at 1:38 PM

Artículo completo, con mapas en
http://enosaquiwilches.blogspot.com/2010/07/la-segunda-comunicacion.html

Mónica Ramírez G.